martes, 11 de marzo de 2008

Run Forest, Run!




Empecé a correr con 26 años.
El primer día que salí a correr, apenas hice un kilometro y medio.


Pero insistí y luego de unos meses ya corría distancias superiores a los 5k tres veces por semana, luego insistí más y llegue casí al doble.
Entonces me anime y fui a una carrera de la AAU (agrupación de atletas del uruguay).
Y corrí, llegue penultimo en una carrera de un cuarto de maratón (10.5k).
Ahí me enteré que más que correr...trotaba, pero no me desanime segui saliendo, aumente lentamente la velocidad y logre ser un uruguayo más de clase media, es decir llegar mezclado con todo el pelotón.


Digamos que nunca voy a ser un atleta de elite y cualquier tiempo por debajo de los 50' en una carrera me deja feliz, especialmente si es por debajo de los 47' (mis mejores tiempo son de 45').
Ahora cada domingo que corro y cada carrera desde la segunda (la primera fué patética) tengo la costumbre inevitable de llegar como si fuera el puntero.
Eso se llama el remate, generalmente los atletas comienzan el remate un kilometro antes; se trata de accelerar el paso, esforzarce al límite para ganar lugares y una mejor posición.
Ni que hablar de como remata un muchachito como Zamora (si no lo conocen, es el de los carteles carreteros de la Nike 10K, o el de las postales de Nativa).


Pero yo, aunque estoy ahí en el montón en los últimos metros accelero como si fuera una olimpiada y el oro fuera para mí.
Es algo extraño, pero no puedo dejar de hacerlo, realmente cuando cruzo esa meta siento que estoy ganando aunque el ganador ya esta estirando hace más de 15'.
Creanme nada se compara a esa sensación, ese minuto de máxima entrega, que a pesar de ser futil es inmensamente gratificante.
¿Me pregunto por que será?.

2 comentarios:

tan versátil como acústica dijo...

lo he hecho, y lo abandoné por falta de habilidad. yo creo que gratifica, pese a lo fútil, porque imaginabas que durante la tarea un par de tipejos se burlaban del emprendimiento, y al llegar, bueno, lo has logrado.

chicosoquete dijo...

yo hace unos años con un amigo dijimos "vamos a correr" ibamos de mañana así nadie podía vernos, pero había un amigo de mis padres de como 55 años, que mientras nosotros nos retorcíamos de dolor en el costado él tenía el descaro de alentarnos, con cada vuelta que nos sacaba.