Cuando yo era chiquitito, mi viejo me decía “Conejo”, para él un conejo era el símbolo de la ternura. Mi viejo tenia muchos juegos conmigo que remitían a mi condición de conejo; cuando yo estaba enfermo me decía que era porque había comido perejil y a los conejos les hacia mal el perejil. Si algo era rico, era rico como una “zanahoria”, entonces si me traía un chocolate u algo así me estaba trayendo una “zanahoria”. Lo bueno de todo esto es que nunca deje de comer asado con el mojito de ajo y perejil, y nunca tuve un día de mi infancia sin sentir la ternura de un tipo que cuando llegaba a casa todos los gurises de la cuadra corrían a abrazarlo. Mi viejo nunca le tuvo miedo a la ternura: Y quizás esa fue una de las enseñanzas más grande que me dejó.
Mr.Wolf -garabateando en el tablet-
Mr.Wolf -garabateando en el tablet-
3 comentarios:
mmmm y ahora? agradezco a las circunstancias habermelo cruzado en la vida o a su papá por decirle "conejo"?
No se que decir...
Realmente me emocionó. No valen golpes bajos!
Si comenzamos con alter egos, yo debo develar el mio. En mi infancia era tortuga, o más cariñosamente como me solía llamarme mi padre: "Tortuguita". Esto se debió a una condición de mi persona que me acompaña hasta el presente, soy bastante lenta (para algunas cosas). Lo que se dice una vueltera compulsiva...
Tortuguita, esta lindo.
También puede ser porque las Tortuguitas se esconden en su caparazón cuando hay peligro, es decir se refugian en si mismas...
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