jueves, 26 de marzo de 2009

Un beso es un beso.

Con esta sencilla ilustración, me adhiero al sentimiento de bronca por la censura que el spot "Un Beso es un Beso" del colectivo Ovejas Negras. Censura de parte de la gente de los canales 10 y 4 que piensan que un beso de 2 personas del mismo sexo es algo que no se debe ver.
Como se devalua la sensibilidad con instuciones con valores tan necios.
Que yo puedo entender y aceptar que un moralista a la vieja usansa censure este spot, pero que los reyes de la tevé basura, que a ponen a Rial para que acompañe a los niños con la merienda, que los señores que le dan para adelante a culebrones de cuarta donde se estigmatiza a la mujer en un rol de histerica llorona, vengan a decirnos que un beso de una pareja gay no es algo para mostrar en la tele.
Aparentemente canal 12 si va televisar el spot, claro que luego de las dos últimas temporadas de Tinelli no tenia excusa alguna para esgrimir, ya sea moral o estética.

Ya vendrá quién les avise que las ondas radiofonicas no le pertenecen a ningún privado, son del estado, de todos y cada uno de nosotros y no pueden ser utilizadas para los propositos discriminatorios de burdos empresarios con una doble moral.


Wolf indignado.

jueves, 5 de marzo de 2009

lunes, 2 de marzo de 2009

Cronicas de la paternidad: Nueva sensibilidad

Hay algo que viene con la paternidad de lo cual no se habla mucho, y es la nueva sensibilidad que uno adquiere en ciertos aspectos y no digo emocionales (que parecen ser los principales).
Si no algo más práctico y necesario; el cuidado de un bebe tiene mucho de lidear con secreciones de todo tipo, vomitos, pañales abultados de caca y cosas por el estilo.
De repente en la familia hay alguien que es vital escucharlo eruptar luego de alimentarse, nada nos alegra más que sentir como Mateo erupta, es necesario para su bienestar.

Cuando viene el tema de los pañales, desde afuera (yo antes de tener hijos) lo consideraba una tarea desagradable en todos sus aspectos, pero cuando tuve a que cambiarselos a mi retoño, nisiquiera necesite del acostumbramiento, simplemente al hacerlo ya no lo sentia  como algo desagradable, es más se vuelve un momento de disfrutable complicidad con el bebé.

Y claro los vomitos, que tema. 
Claro que el vomito de un bebé que mama no es el de un borracho que comío recien en un carrito de chorizos, pero salvando las distancias, uno se siente como galvanizado en inmune a esas cosas, si más hace unas semanas, Mateo me vomito encima mientras yo lo levantaba en brazos, y como sabiendo, una vez desparramado su vomito sobre mi, se rio y claro, no hizo otra cosa que dejarme riendo con el, como loco.
Esa es la nueva sensibilidad a la que me refiero.